Coincidencias (o de cómo las mismas no existen)



MAIRE BRENNAN - "PERFECT TIME"

Believe me I'm not afraid
Teach me to learn your ways
Carry me under your wings
In your perfect time

Only you can dreams come true
Only you can make me shine
Only you can days be right
In your perfect time

I know You told me that I'm not alone
You know I couldn't do it on my own
See my eyes are older now
Broken dreams behind
Fill my heart with precious love
I know it's there to find

Precious love
You gave me precious love
I know forgiveness is the key not pride
I want to heal this pain I hide inside
Free my fears and promise me
That you won't let me go
You're the one to comfort me
The past my God You know



"...él sentía como un ligero brote de gozo que no había sentido en mucho tiempo. Tenía la sensación de que este pequeño alivio, esta ligereza de espíritu, era debido a la presencia de ella. Él había sido responsable de todo durante mucho tiempo. Ella, la extraña, la extranjera, de sangre y mentalidad ajenas, no compartía su poder o su conciencia o su conocimiento o su exilio. Ella no compartía nada con él, sino que lo había conocido y se había unido a él total e inmediatamente por encima del abismo de sus grandes diferencias: como si fuera tal diferencia, la disparidad entre ellos, lo que les había hecho conocerse y, al unirlos, los había liberado.

Entraron por la puerta de su casa que no estaba cerrada con llave. No había ninguna luz encendida en la alta y estrecha casa de piedra toscamente esculpida. Allí había estado durante trescientos Años, ciento ochenta fases lunares; su bisabuelo había nacido en ella, así como su abuelo, su padre y él mismo. Para él le resultaba tan familiar como su propio cuerpo. Entrar con ella, la mujer nómada cuyo único hogar habría sido esta o aquella tienda en una ladera u otra, o las hormigueantes madrigueras bajo la nieve, le producía un placer particular. Sentía una ternura hacia ella que apenas sabía cómo expresar. Sin proponérselo dijo su nombre no en voz alta sino paraverbalmente. En seguida ella se volvió hacia él en la oscuridad del vestíbulo, y a oscuras se le quedó mirando a la cara. La casa y la ciudad estaban en silencio alrededor de ellos. Mentalmente él oyó cómo ella decía su nombre, como un susurro en la noche, como un toque a través del abismo...

-Me has hablado- dijo él de viva voz, desconcertado, maravillado.

Ella no respondió nada, pero una vez más él la oyó mentalmente, en su sangre y nervios, cómo la mente de ella alcanzaba a él: "Agat, Agat..."

Úrsula K. Le Guin
"Planeta Exilio"

Comentarios

Entradas populares de este blog

Yo y todas

Día desatroso... buen augurio

Llegaron las vacaciones... (ese momento en el año donde la gente se vuelve más monstruosa de lo que ya es...)